sábado, 29 de octubre de 2011

Me gusta

Me gusta la forma de tus labios, el roce de tus dientes con los míos, que me muerdas sin querer, sentir el aire caliente que sale de tu nariz rozando mi cara; tus pestañas; los pliegues que aparecen en tu frente cuando frunces el ceño, que no puedas evitar las ganas de esbozar una sonrisa y las arruguitas que se te forman a cada lado de la boca; la suavidad de tu piel y despeinar tu pelo; tu mirada, el color de tus ojos, que me susurres al oido, sentir un nudo en el estomago cada vez que me abrazas y reírme a menos de un milímetro de tu cara; tu cama y cada uno de tus movimientos; que te brillen los ojos cuando cuentas algo que consideras emocionante, lo difícil que es verte realmente feliz y saber que a veces soy la única persona que consigue que lo seas; tu aroma, cómo te vistes, tu cuerpo entero, cada uno de tus huesos y tus manos; quedarme mirándote fijamente, tus getos y las mil tonterías que se te ocurre contarme siempre; la música que escuchas, alguna canción en especial, tu ropa interior; que intentes ser mejor y conocer cosas nuevas; observarte mientras comes aunque te pongas nervioso; lo impulsivo que eres, escuchar tu voz por teléfono, tu risa, tu todo.
Creo, solo creo, que
Me gustas .

domingo, 9 de octubre de 2011

Tan solo mírame a los ojos


Si te fijaras descubrirías que me gustan los pequeños detalles. Si abrieras el primer cajón de mi escritorio entenderías todas aquellas cosas que quedaron por decir. Y si te atrevieras a abrir el armario blanco de la cocina sabrías que me encantan las galletitas de dinosaurios. Puede que si cogieras mi reproductor de música entendieras la banda sonora de mi vida. E incluso es probable que si un día miraras la papelera de mi habitación te asustarías al ver todos los gritos que he callado. Coge mis dibujos y entenderás que siempre hablan de mi, incluso cuando a ti te parecen tan solo garabatos de locura. Pon el ojo en mi cámara y mira el mundo a mi manera, puede que así comprendas todos mis miedos. Ve, coge mi álbum de fotos y sabrás de qué hablo cuando digo que no podría vivir sin mis recuerdos. Pasa el dedo por mis uñas y así quizás entiendas que soy frágil y me consumen los nervios. O simplemente cierra los ojos, pon las manos en mis mejillas, y sabrás si la vergüenza ha desaparecido. Acércate a mi cuello y te hablará de mis sensaciones…
Pero si quieres, olvídate de todo lo demás y mírame a los ojos. Tan solo mírame a los ojos.